Un pingüino emperador, a 3300 kilómetros de su hábitat natural en la Antártida, fue avistado en una playa de Australia Occidental, un hecho sin precedentes que despierta inquietudes sobre los efectos del cambio climático en la fauna antártica.
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El pasado viernes, en la tranquila playa de Denmark, en Australia Occidental, se produjo un avistamiento sorprendente. Aaron Fowler, un reparador de paneles de yeso de 37 años, regresaba de un día de surf cuando, junto a un amigo, vio lo que inicialmente creyó era un ave marina. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no se trataba de un ave común, sino de un pingüino emperador macho, a más de 3300 kilómetros de su hogar en la Antártida.
Fowler describió la escena con asombro: «Pensamos que era un ave marina, pero luego nos dimos cuenta de que era demasiado grande, con un cuello largo y una cola que sobresalía como la de un pato». El pingüino se acercó a ellos mientras se limpiaba en la playa, demostrando una actitud amigable y tranquila ante la presencia humana. Este avistamiento es un hecho histórico, ya que los pingüinos emperador normalmente no se encuentran tan al norte, siendo la región antártica su hábitat natural.
Dee Boersma, profesora de Biología en la Universidad de Washington y experta en pingüinos, expresó su sorpresa ante el suceso: «Es lo más al norte que he oído hablar en cuanto a la presencia de un pingüino emperador». Según la especialista, el cambio climático ha alterado los patrones de hielo en la Antártida, lo que ha obligado a los pingüinos a desplazarse en busca de alimento, lo que podría explicar el largo viaje de este pingüino en particular.
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«Es probable que este pingüino joven haya viajado en busca de comida», explicó Boersma. «Aunque es común que los pingüinos se desplacen, generalmente lo hacen en distancias mucho más cortas». La llegada de este pingüino a Australia no solo es un hecho raro, sino también una muestra de los posibles efectos del cambio climático sobre la fauna antártica, que ha tenido que adaptarse a las condiciones cambiantes del hielo marino.
Fowler y su amigo rápidamente alertaron a las autoridades locales sobre la presencia del pingüino. El Departamento de Biodiversidad, Conservación y Atracciones de Australia Occidental actuó de inmediato y retiró al animal de la playa para evitar posibles amenazas de perros, gatos y vehículos. «El pingüino parecía estar desnutrido», informó la agencia, y ahora se encuentra en proceso de rehabilitación. Se espera que su recuperación dure varias semanas.
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Carol Biddulph, cuidadora de animales salvajes de la agencia, se mostró sorprendida por tener que cuidar a un pingüino emperador. «Nunca imaginé que tendría que lidiar con un pingüino tan grande», dijo, refiriéndose a los pequeños pingüinos locales de la región.
Mientras tanto, el pingüino parece haberse adaptado bien a su nueva vida en Australia, aunque no sin algunos momentos curiosos. Fowler relató que el pingüino hizo un «deslizamiento de barriga por la arena», aparentemente confundiendo la superficie con la nieve, lo que provocó que se revolcara y se levantara sin mucho éxito.
Fuente: Infobae
Foto: 20 Minutos