Este domingo, Uruguay se enfrenta a un crucial momento electoral en el que los ciudadanos decidirán el rumbo del país para los próximos cinco años.
En juego está la posibilidad de continuar con la coalición oficialista liderada por el presidente saliente Luis Lacalle Pou, o adoptar un giro hacia la izquierda moderada, representada por el candidato del Frente Amplio, Yamandú Orsi.
Aunque hay 11 candidatos en total, las miradas se centran en Orsi, quien cuenta con el respaldo del 44% del electorado según diversas encuestas, y en Álvaro Delgado, el delfín del actual mandatario, que se sitúa en un 24% de intención de voto.
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Orsi, exalcalde de Canelones y profesor de historia, busca capitalizar su popularidad y experiencia en un contexto donde, para ganar en primera vuelta, se requiere el 50% más uno de los votos. En caso de que ninguno logre esa cifra, se prevé un balotaje el 24 de noviembre.
Un tercer candidato, Andrés Ojeda del Partido Colorado, aparece como la sorpresa, con un apoyo del 14% y la esperanza de renovar la coalición oficialista. A su vez, las elecciones incluyen dos plebiscitos: uno sobre una reforma previsional y otro sobre la autorización de allanamientos nocturnos, lo que añade una capa adicional de complejidad al proceso electoral.
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La elección no solo determinará quién asumirá la presidencia, sino que también renovará completamente el Parlamento uruguayo, compuesto por 30 senadores y 99 diputados. Este aspecto es fundamental, ya que en Uruguay no existen elecciones de medio término. La composición del Congreso influirá en el apoyo legislativo que reciba el próximo presidente, especialmente en un posible balotaje.
Los analistas advierten que el control del Senado podría estar al alcance del Frente Amplio, aunque la Cámara de Diputados es más incierta. Si el oficialismo mantiene el control de esta última, el balotaje podría volverse muy competitivo, dado que la gobernabilidad se convierte en un factor clave en la elección.
Fuente. TN.