Guaidó y López se encontraron en los alrededores de La Carlota junto a otros dirigentes antichavistas, luciendo los brazaletes azules con que se identificaron los militares alzados.
Allí, el presidente encargado afirmó que las fuerzas armadas habían «tomado la decisión correcta» y llamó a la población a salir «juntos a la calle a respaldar a las fuerzas democráticas».
Sin embargo, los alzados no llegaron a controlar La Carlota, según confirmaron a Télam fuentes políticas, y cientos de simpatizantes antichavistas se concentraron en los alrededores, donde se escucharon detonaciones y se produjeron disturbios cuando los manifestantes intentaron ingresar a la base.
Guaidó se trasladó poco después a la cercana plaza Francia, del barrio Altamira, donde pronunció un discurso en el que llamó a los militares para que se sumaran allí mismo a la sublevación.
Mientras tanto, Maduro solo emitió un mensaje en Twitter, en el que afirmó que había conversado con los comandantes militares de todo el país, quienes le garantizaron su «total lealtad», y llamó a «la máxima movilización popular para asegurar la victoria de la paz».
El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, aseguró por televisión que la situación estaba «controlada» y que 80% de los sublevados en La Carlota habían depuesto su actitud y regresado a sus unidades, donde se habían puesto «al mando de sus comandantes».
Los hechos eran seguidos con avidez en todo el mundo, pero buena parte de la información que fluía no era posible de confirmar o carecía de veracidad.
En ese contexto, la ONG Netbloks denunció que la telefónica estatal Cantv había bloqueado el acceso de los venezolanos a las redes sociales.
Paralelamente, buena parte de la comunidad internacional se pronunció sobre los hechos en curso. Países como la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos y Paraguay, en respaldo a los alzados; España y Uruguay, con distancia y sin manifestarse a favor de ninguna de las dos partes, y Bolivia y Turquía, en apoyo al chavismo.
Este martes por la tarde, Guaidó y López permanecían entre la zona de Altamira y la cercana Chacaíto, donde se habían concentrado miles de simpatizantes, mientras aguardaban la evolución de los acontecimientos y barajaban la posibilidad de encabezar una marcha hacia el palacio presidencial de Miraflores, según fuentes políticas.
En tanto, en zonas aisladas de Caracas se registraban enfrentamientos entre policías que disparaban gases lacrimógenos y civiles que los hacían retroceder a pedradas, según mostraron varios canales de televisión.
A través de ellos se observaron imágenes de un vehículo blindado de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militar) atropellando a un grupo de manifestantes.
La dirección de Salud del municipio caraqueño Chacao informó que en los hospitales de su jurisdicción se había atendido a por lo menos 37 heridos de bala.
En ese contexto, dos periodistas venezolanos consultados por Télam coincidieron en que les llamaba la atención ver pocos militares y policías desplegados en las calles de Caracas en comparación con otras protestas contra el gobierno chavista.