A 95 km de San Miguel de Tucumán, Villa Chicligasta alberga la capilla Nuestra Señora de La Candelaria, una de las más antiguas del noroeste argentino, en urgente necesidad de restauración.
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En la provincia de Tucumán, específicamente en el Departamento Simoca, se encuentra Villa Chicligasta, un pintoresco pueblo lleno de historia y tranquilidad. Este lugar, ideal para una escapada de fin de semana, es hogar de una de las capillas más antiguas del noroeste argentino: Nuestra Señora de La Candelaria, que lucha por no derrumbarse.
Villa Chicligasta está situada a 95 kilómetros al sur de San Miguel de Tucumán, la capital provincial. El viaje en auto dura poco más de una hora y media en condiciones de tráfico normales. Para llegar, se debe conducir por la Ruta Nacional 157 hasta Atahona, donde un camino de tierra a la izquierda conduce directo a Villa Chicligasta a lo largo de 13.7 kilómetros.
Aunque el pueblo es un atractivo turístico potencial, la realidad para sus aproximadamente 2,600 habitantes es difícil. Villa Chicligasta es una de las localidades más pobres de Argentina, con una alta tasa de desempleo y construcciones descuidadas, incluida la capilla Nuestra Señora de La Candelaria. Esta capilla, declarada monumento histórico nacional en 1943, se encuentra en un estado crítico de conservación.
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Según relatos de antiguos residentes, la capilla es la más vieja del norte argentino. La imagen original de Nuestra Señora de la Candelaria data del siglo XVI, aunque la que se exhibe actualmente es una réplica. “Estamos luchando para mejorar nuestra situación. Cada vez hay menos pobladores porque los jóvenes se van en busca de mejores oportunidades. Sabemos que nuestro pueblo podría atraer a miles de turistas, lo que nos ayudaría a mejorar nuestra realidad”, lamentó un vecino en diálogo con Primerafuente.
La historia de Villa Chicligasta se remonta a los comienzos de la conquista española. Se cree que San Francisco Solano, fraile y sacerdote franciscano español, visitó el lugar en 1595. Solano, quien fue beatificado en 1675 y canonizado en 1726, es recordado por predicar el cristianismo a los aborígenes y se le atribuyen varios milagros.
El Ministerio de Capital Humano detalla que ya existía una capilla en el lugar entre 1595 y 1596, y la capilla actual, construida en 1797, probablemente se erigió sobre las ruinas de la anterior. En la capilla se venera a la Virgen de la Candelaria y se conserva una campana del siglo XVII.
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A pesar de su importancia histórica, la edificación está muy deteriorada. Los vecinos exigen una restauración urgente, ya que las paredes están descascaradas y los muros tienen grietas que amenazan la estructura. Actualmente, la capilla está clausurada por peligro de derrumbe de la torre y las galerías. Aunque existen proyectos de renovación, aún no se ha concretado la inversión necesaria. “En 2005, un fuerte temblor causó una grieta de cerca de tres metros en la torre de la iglesia. Aunque se hizo el reclamo a las autoridades provinciales, no pasó nada”, comentó un vecino.
Fuente: TN
Foto: LV12
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