El tiro de precisión a larga distancia exige mucho más que puntería. Así lo demuestra Walter García, campeón nacional de la Liga Argentina Supersónica, quien relató su experiencia en el programa «Da para Más» de Radio 3 AM 780, que conduce Julia Weis. «Estoy contentísimo con este logro, nunca imaginé llegar tan lejos en un deporte que empecé casi por casualidad», expresó emocionado durante la entrevista.
García, que comenzó su camino deportivo en el 2023, destacó que el tiro de precisión requiere no solo habilidades técnicas, sino también un compromiso mental absoluto. «Cuando estás en ese momento, te metes en una burbuja. No escuchas nada, sólo ves el blanco a la distancia. Es un estado de tranquilidad absoluta, aunque parezca mentira», explicó sobre la concentración que se necesita para competir.
El campeón nacional resaltó además la importancia de la disciplina en este deporte: «Hay que calcular todo: la temperatura, la humedad, la presión atmosférica, el viento. No es simplemente apuntar y disparar. Cada tiro es el resultado de muchos factores que tenés que manejar en segundos». García también subrayó que el tiempo límite en competencia añade un desafío extra, obligando a los tiradores a tomar decisiones rápidamente y sin margen de error.
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La historia de Walter en el tiro viene desde su infancia, ligada a sus raíces familiares. «Parte de mi familia es de origen sub-africano, donde el tiro es muy tradicional. Tengo recuerdos de muy chico tirando en el campo. Es como que te sumergen en ese mundo sin darte cuenta», contó, remarcando cómo la pasión se transmitió de generación en generación, también a sus propios hijos.
Más allá de lo competitivo, García enfatizó la camaradería que existe en el ambiente del tiro deportivo: «La competencia es contra uno mismo. El resto sirve de parámetro para ver cómo anduviste, pero lo importante es mejorar tu propio rendimiento». Además, elogió la comunidad de tiradores por su compromiso con la seguridad y la colaboración constante durante los torneos.
Sobre los aspectos técnicos, Walter detalló que las distancias de tiro varían entre 400 y 700 metros, y que los blancos «son del tamaño de un azulejo». En este contexto, cada error puede costar caro: «Un viento cruzado puede mover el tiro un metro y medio. Tenes que sacar cuentas rapidísimo y ajustar todo en cuestión de segundos», comentó.
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La práctica del tiro de precisión también implica una estricta regulación para garantizar la seguridad. «Tenés que tener medios lícitos de vida demostrables, aprobar test psicológicos y cumplir con muchos requisitos. Además, los comisarios deportivos controlan todo para que haya riesgo cero», señaló, resaltando el profesionalismo del entorno.
Finalmente, Walter García confesó que más allá de los triunfos, el mayor premio es personal: «Cuando terminás de tirar, salís con la cabeza relajada. Es una sensación que no se compara con nada. Para mí, este deporte es un cable a tierra, una forma de superarme cada día». Su historia refleja que, en el tiro de precisión, la pasión, la disciplina y la emoción se disparan tan lejos como el propio blanco.