El atraco ocurrió en un domicilio de la calle Soberanía Nacional al 400. Fue después de las dos, cuando el autor entró al lugar por una de las ventanas principales y sorprendió a la dueña mientras estaba durmiendo. “Lo vi cuando ya estaba en mi pieza, cuando prendió la luz”, contó doña Chola al acceder a una entrevista con Radio 3 AM 780, a cambio de que se le resguardara la identidad y la dirección de su casa, según pidieron sus familiares.
–La amenazó con un cuchillo ¿no? Se le preguntó. “Agarró uno de la cocina y me amenazaba mientras me sacaba los anillos y los aros que eran de oro y que quería mucho porque me los había traído mi mamá (se emociona). Me amenazaba que me iba a cortar un dedo si no le daba plata, le dije que no tenía dinero, pero revolvió, revolvió y revolvió, y encontró los 600 pesos que se llevó”, clarificó.
Se le consultó entonces si le había robado otras joyas o alhajas además de las que ella tenía puestas. “Algunas de fantasía se llevó también, porque todo lo que brillaba le parecía que era oro”, indicó.
Seguidamente, siguió contando de que el maleante en un momento la introdujo al baño, “y como yo tenía la llave cerré y empecé a gritar por si alguien me sentía, entonces le pegó una patada a la puerta, la abrió y me sacó de ahí a los tirones, me llevó para la pieza y me dijo que me acostara. Zamarreos si me dio muchos, pero no me lastimó”, afirmó la abuela.
Señaló que el asaltante, nerviosamente, revolvió las distintas dependencias de la casa, que en los dormitorios dio vuelta cajones y sacó trajes de su esposo, por ejemplo, buscando dinero. ¿Cómo era él, lo alcanzó a ver bien? Se le preguntó. “Estaba encapuchado y vestido de negro. Tenía guantes. Era mas alto que yo (ella mediría casi 1,70) y delgado. Calculó que tendría entre veinte y treinta años, y al consultársele qué le decía, la abuela contó: “Me decía que me iba a cortar los dedos (de una mano), lo único”, añadió.
Finalmente, doña Chola explicó que el delincuente se fue de su casa saliendo por la puerta principal, que quería llevarle el auto también pero que se arrepintió y contó que ni bien se alejó salió a pedir ayuda, que le fue a tocar timbre a un medico que vive al lado pero que allí no la atendieron y que se cruzó entonces al frente en donde alquila un policía, que fue quien la acompañó hasta el domicilio y llamó al 101.
La policía piensa que ocultándole estos hechos a la prensa para que no salgan a la luz logrará que la ciudadanía crea que en Trelew no hay robos ni asaltos, pero ocurre totalmente lo contrario porque la gente ahora se entera igual a través de las redes sociales.