Enclavado en los cerros de Jujuy, Caspalá combina historia, cultura y paisajes únicos, consolidándose como un referente del turismo rural sostenible.
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En el corazón de los cerros jujeños, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, se encuentra Caspalá, un pueblo que, con solo 300 habitantes, ha logrado posicionarse como uno de los mejores del mundo. Ubicado en el departamento de Valle Grande, este destino ofrece una experiencia única al fusionar su riqueza cultural, su historia y la majestuosidad de sus paisajes.
El turismo rural es el motor de la economía local, impulsado por la participación activa de las familias de Caspalá. Los visitantes pueden disfrutar de servicios turísticos gestionados por los lugareños, quienes ofrecen hospedajes acogedores, guías por los parajes más emblemáticos, y productos artesanales hechos con técnicas tradicionales. Entre los tesoros culturales destacan las ferias multicolores, donde se pueden adquirir prendas, mates y telas teñidas con pigmentos naturales, que reflejan la autenticidad de la región.
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Uno de los íconos de Caspalá es la Iglesia Santa Rosa de Lima, construida en la década de 1840 por don Tomás Coronel. Este histórico templo, con sus campanas de bronce y la imagen de la patrona traída desde Perú, es testimonio de la conexión espiritual e histórica de la comunidad. Además, el patrimonio arqueológico ofrece un viaje al pasado a través de sitios como El Antigüito y Pueblo Viejo, cuyos vestigios de piedra y barro narran la historia de los primeros habitantes de la región.
Reconocido por su dedicación al turismo sostenible, Caspalá se ha convertido en un modelo de desarrollo comunitario. Sus paisajes deslumbrantes y su esencia auténtica continúan atrayendo a viajeros de todo el mundo, consolidándolo como un tesoro del norte argentino.
Fuente y foto: Mdz Online