Foto: T13
El descubrimiento de un cuerpo de monja en avanzado estado de descomposición dentro de una maleta en Ñuñoa, Santiago, despierta conmoción y desvela un pacto entre religiosas que podría cambiar el curso de la investigación.
La comunidad de Ñuñoa se vio sacudida por un suceso de película cuando se encontró un cuerpo femenino en estado de «esqueletización» dentro de una maleta abandonada en las calles. Inicialmente, se sospechó del crimen organizado, pero las investigaciones de la Brigada de Homicidios de la PDI revelaron una sorprendente verdad: el cuerpo correspondía a una monja fallecida por una enfermedad hace un año, desencadenando una investigación sobre un misterioso pacto entre religiosas.
Según el subprefecto Juan Luis Fonseca, la maleta fue abandonada por una mujer de avanzada edad, quien resultó ser una monja de 80 años. Esta persona cooperó con la policía y explicó que vivía con otras dos religiosas, madre e hija, con quienes había formado un pacto de amistad y solidaridad. Según el pacto, si una de las tres enfermaba o fallecía, no se debía informar ni inscribir el suceso. Sin embargo, la llegada de la hija de la monja fallecida desde el extranjero provocó que el cuerpo fuera descubierto y sacado de la maleta.
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El fiscal Francisco Lanas detalló que el cuerpo había sido trasladado a la nueva residencia en una maleta y guardado en una bodega interior. La llegada de la hija de la monja habría llevado al descubrimiento del cuerpo y su posterior abandono en la calle.
Aunque no se encontraron evidencias de violencia ni de participación de terceros en la muerte de la monja, el caso sigue abierto y se están realizando diversas pericias para determinar la causa de su fallecimiento y las implicaciones legales del pacto entre las religiosas.
Fuente: Infobae