El envejecimiento, ese proceso inevitable, es desglosado por una experta en gerontología que revela su naturaleza gradual y sus consecuencias en la salud, desde enfermedades cardiovasculares hasta la diabetes.
Según explicó la investigadora, a partir de los 25 años, nuestro cuerpo comienza a experimentar cambios que marcan el inicio del envejecimiento, con la pérdida de masa muscular como uno de los primeros signos. Este proceso, aunque gradual, nos recuerda que la juventud es efímera.
Los estudios revelaron, además, que más allá de la pérdida muscular, las células experimentan cambios significativos después de la edad reproductora. La capacidad de limpieza celular, conocida como autofagia, disminuye con el tiempo, acumulando residuos y generando un estrés intracelular que contribuye al envejecimiento.
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Las causas comunes del envejecimiento incluyen defectos en genes, acortamiento de telómeros, acumulación de proteínas defectuosas, falla en las mitocondrias y presencia de células senescentes. Estos procesos son universales desde la mosca de la fruta hasta el ser humano.
El declive agudo, que se intensifica alrededor de los 80 años, es un fenómeno que refleja la combinación de factores genéticos y epigenéticos. El estilo de vida, la alimentación, el ejercicio y la educación pueden influir en la epigenética y, por ende, en el proceso de envejecimiento.
A pesar de décadas de investigación, aún queda mucho por descubrir sobre el envejecimiento. Sin embargo, la entrevistada destaca que comprender los mecanismos defectuosos es crucial para desarrollar soluciones farmacológicas efectivas.
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La investigadora menciona ensayos clínicos que utilizan moléculas para estimular la autofagia, como la rapamicina. Aunque prometedores, se requieren más estudios para evaluar posibles efectos secundarios y determinar la viabilidad de estos tratamientos.
Ante la pregunta sobre si los medicamentos deberían ser preventivos o de tratamiento, la experta plantea un dilema ético. ¿Deberíamos tratar el envejecimiento gradual como una enfermedad? La respuesta queda abierta a la reflexión.
FUENTE: EL PAÍS.