El primer paso es tomar la decisión, pero el verdadero desafío está en reprogramar el cerebro para eliminar el hábito.
Dejar de fumar no es tarea fácil. A pesar de conocer los graves daños que el tabaco causa a la salud, muchos fumadores luchan por abandonar este vicio. El consumo de tabaco sigue siendo una de las principales causas de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y varios tipos de cáncer, además de afectar la piel, los dientes y las encías. Por ello, no es raro que muchas personas quieran dejarlo, pero enfrentan muchas dificultades para lograrlo.
Henning Beck, neurocientífico alemán, ofrece estrategias para «engañar» al cerebro y hacer más fácil el proceso. Según Beck, la clave está en cambiar las asociaciones mentales que tenemos con el cigarrillo, reprogramando las conexiones neuronales para que el cerebro deje de vincular el tabaco con recompensas inmediatas.
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Identificar los desencadenantes
El primer paso es reconocer qué situaciones, momentos o acciones desencadenan el impulso de fumar. Estos desencadenantes pueden ser desde momentos de estrés hasta encuentros sociales. Una vez identificados, Beck sugiere reemplazar el hábito de fumar por otro que brinde una sensación de satisfacción similar, pero más saludable y rápida. Esta sustitución gradual de hábitos es esencial para crear nuevas conexiones neuronales.
Reemplazo gradual y metas alcanzables
Abandonar el cigarrillo de golpe puede resultar muy difícil, por lo que el experto recomienda ir reduciendo el consumo progresivamente. Establecer metas alcanzables ayudará a mantenerse enfocado y motivado durante el proceso. Además, al dejar de fumar, los beneficios son inmediatos, como la recuperación del sentido del olfato y el gusto, la desaparición de la tos y la mejora en la coloración de las manos. A largo plazo, la salud mejora notablemente, y se reducen los riesgos de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
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Alimentación, apoyo y motivación
Incorporar alimentos antioxidantes en la dieta también puede ser de gran ayuda para reducir los síntomas de abstinencia. Asimismo, Beck sugiere evitar el consumo de alcohol y otras sustancias que puedan generar el deseo de fumar, al menos durante las primeras semanas del proceso. Contar con el apoyo de amigos y familiares es fundamental para reforzar el compromiso, ya que este apoyo activa áreas del cerebro relacionadas con la conexión emocional, lo que fortalece la decisión de dejar el tabaco.
Dejar de fumar es un reto, pero con paciencia, apoyo y cambios graduales, es posible engañar al cerebro y dar el primer paso hacia una vida más saludable.
Fuente: TN.