Los ácidos grasos omega-3, presentes en suplementos de aceite de pescado y conocidos por sus beneficios para la salud física y mental, podrían también reducir la agresividad. Una investigación reciente de la Universidad de Pensilvania encontró que la ingesta de estos suplementos podría disminuir la agresividad en un 30%.
El metanálisis, que abarcó 29 ensayos controlados aleatorizados con 3,918 participantes desde 1996 hasta 2024, mostró que la reducción de la agresividad varía según la edad, el sexo, el diagnóstico, la duración del tratamiento y la dosis. Este efecto se observa tanto en la agresividad reactiva como en la proactiva.
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El neurocriminólogo Adrian Raine, líder del estudio publicado en Aggression and Violent Behavior, sugiere que los suplementos de omega-3 deberían considerarse en diversos ámbitos, incluyendo el sistema de justicia penal. «No es una varita mágica que resolverá completamente el problema de la violencia, pero basados en estos hallazgos, creemos firmemente que puede ayudar», afirmó Raine.
A pesar de los resultados prometedores, los investigadores subrayan la necesidad de estudios a largo plazo. La mayoría de los ensayos se centraron en cambios a corto plazo, con una duración media de 16 semanas. Los investigadores creen que el omega-3 podría regular la agresividad al reducir la inflamación y mantener en marcha procesos cerebrales vitales.
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Además de sus efectos sobre la agresividad, los suplementos de omega-3 también se han relacionado con la reducción del riesgo de enfermedades cardíacas y la mejora de la función cerebral. Raine sugiere que, además de cualquier otro tratamiento, una ración extra o dos de pescado cada semana podría ayudar a los niños agresivos.
Los investigadores proponen explorar cómo la suplementación con omega-3 podría integrarse con otras intervenciones psicológicas y farmacológicas. «La suplementación con omega-3 debería considerarse como un complemento de otras intervenciones», concluyen.
FUENTE: DW.