Publicado
4 años atrásen
Por
hugoAsí lo revelarían una serie de pericias cuyos resultados aún se están aguardando en la investigación de la muerte de Sebastián Currumil (15) de la que pronto, el 27 de este mes, se va a cumplir tres meses sin ningún detenido.
El 14 de este mes, por ejemplo, se esperaría el resultado de un análisis que se le hizo a los teléfonos secuestrados a los sospechosos, en aquellos allanamientos que les hicieron a los pocos días del asesinato, en base a la información que colectó la madre de Sebastián, haciendo las veces de “detective privada” con la única finalidad de llevar a la cárcel al que mató a su hijo. En esas pericias saldrían las comunicaciones que mantuvieron entre ellos antes y después del homicidio, y eso podría ser revelador.
También dicen que se espera la conclusión de una experticia efectuada sobre un gorro con pelos incautado del auto que le secuestraron a uno de ellos y que todavía a la madre de la victima no le han informado cuál fue la conclusión de la pericia que les realizaron a las armas secuestradas en esos ocho allanamientos que se efectuaron por la muerte del chico.
El 27 de octubre se van a cumplir tres meses del homicidio y hasta ahora –según la propia madre de Sebastián Currumil—son todas promesas de que “alguna novedad” se va a producir en breve en la causa. El pibe fue asesinado por la espalda: le dispararon desde un auto –que podría ser el que está secuestrado—cuando iba en bicicleta a la casa de su novia. Fue en el acceso al barrio Tiro Federal de Trelew y quienes andaban en el vehículo eran, según la investigación, el asesino y al menos tres sujetos más, todos ellos de reconocida trayectoria delictiva.
Una verdadera banda a la que desde la investigación del caso Currumil le atribuyen no solo el homicidio sino una sucesión de hechos que ocurrieron en esos días, desde la balacera a la casa del abuelo del chico –en donde casualmente también utilizaron armas de grueso calibre, del tipo 11.25 o 9 milímetros—hasta varios robos y la sustracción de un automóvil que horas antes de la muerte de Sebastián apareció abandonado en uno de los accesos a Trelew.