Aunque para los argentinos el alfajor es un símbolo nacional, su historia es más compleja y se extiende más allá de nuestras fronteras. Este delicioso dulce, que puede incluir rellenos de dulce de leche o frutas, con diferentes coberturas y masas, ha sido adoptado de diversas formas en distintos países.
Un clásico argentino
En Argentina, se consumen alrededor de 70 alfajores por segundo, sumando más de seis millones de unidades vendidas diariamente. Aunque la mayoría son industriales, hay un creciente mercado de versiones gourmet que emplean ingredientes de alta calidad y técnicas de repostería. Conocer su origen permite apreciar mejor su popularidad en el país.
Un viaje a través del tiempo
El alfajor argentino tiene sus raíces en un postre andaluz que llegó en el siglo XIX, transformándose en algo único. Su nombre proviene del árabe «al-hasú», que significa «relleno». Este dulce ya era consumido en Arabia hace 700 años y su receta evolucionó a lo largo de los siglos, influenciada por la conquista musulmana de la península ibérica.
MIRÁ TAMBIÉN | Día Mundial del Alzheimer: claves para prevenir el deterioro cognitivo
El dulce de leche, fundamental en el alfajor argentino, no existía en España, donde el postre era más parecido a un mazapán. Según el escritor Jorge D’Agostini, «el alfajor (actual) es un primo del alfajor andaluz que a su vez hereda de los árabes».
La historia del alfajor argentino
Las versiones sobre quién inventó el alfajor argentino son diversas. Algunos señalan a Augusto Chammás, un químico francés que en el siglo XIX modificó el formato del alfajor de cuadrado a redondo en Córdoba. Otros atribuyen la masificación del dulce a Hermenegildo Zuviría, apodado «Merengo», quien también está ligado a la historia de la redacción de la Constitución Nacional de 1853.
D’Agostini propone declarar el alfajor como patrimonio nacional, destacando su conexión con la identidad argentina, similar al tango y al asado.
LEE TAMBIÉN | La nueva definición de éxito profesional en jóvenes argentinos
Variaciones internacionales
En España, el alfajor tiene un carácter navideño, hecho con pasta de almendras, nueces y miel, y se presenta en formas variadas. En Chile, las versiones incluyen alfajores con capas delgadas y abundante dulce de leche, así como los «chilenitos» y «empolvados».
En México, las variantes van desde dulces a base de coco y azúcar, hasta recetas más complejas con influencias históricas. En otros países latinoamericanos como Venezuela y Colombia, el alfajor también tiene su propia interpretación, generalmente con ingredientes locales.
Un dulce universal
El alfajor argentino destaca por su singularidad y sabor, logrando una popularidad rotunda. Según el chef Coco Carreño, su éxito se debe a que el paladar argentino tiene una inclinación por lo extra dulce, lo que lo convierte en un deleite irresistible para muchos.
Fuente: Clarín.
Foto ilutrativa: Istock.