La Dra. Silvina Fleischer, jefa del servicio de Hemoterapia, explicó cómo funciona la donación de médula ósea y desmintió mitos comunes sobre este acto solidario.
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La donación de médula ósea es un procedimiento clave para el tratamiento de enfermedades graves como la leucemia, linfomas y mielomas. Sin embargo, aún existen muchos mitos y temores en torno al proceso. En diálogo con la Dra. Silvina Fleischer, jefa del servicio de Hemoterapia, aclaramos cómo se realiza y quiénes pueden ser donantes.
“Hay mucha confusión, la gente cree que le van a pinchar la espalda o sacarle un pedazo de médula, y no es así”, afirmó la profesional. La médula ósea, que se encuentra en el interior de los huesos, es donde se forma la sangre, y de allí provienen las células madre necesarias para los trasplantes.
El primer paso para ser donante es el registro. “Cuando una persona dona sangre, puede expresar su voluntad de ser donante de médula ósea. A partir de esa misma muestra se realiza una tipificación genética que se envía al INCUCAI y queda registrada en un banco mundial”, explicó Fleischer.
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En caso de que haya un paciente compatible, el INCUCAI convoca al donante para repetir los estudios y, si se confirma la compatibilidad, se realiza la extracción de células madre. “El procedimiento se llama aféresis: se estimula a la médula para que libere células madre al torrente sanguíneo, y mediante una máquina se extraen específicamente esas células”, detalló la médica.
Fleischer subrayó que los requisitos para registrarse como donante son los mismos que para donar sangre, con la única diferencia de que la edad máxima permitida es de 40 años. “Lo que se dona son las células madre, que luego se transfunden al paciente que las necesita”, concluyó.