El universo sigue revelando sus secretos más profundos, y esta vez, el telescopio espacial James Webb de la NASA fue testigo de un evento cósmico sin precedentes: la fusión de dos agujeros negros en un momento cuando el universo tenía apenas 740 millones de años.
Este hallazgo extraordinario, publicado en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, ofrece a los astrónomos una ventana única hacia los primeros momentos del cosmos y arroja luz sobre el misterioso origen y evolución de los agujeros negros supermasivos.
El equipo internacional de astrónomos detrás de este descubrimiento utilizó las avanzadas capacidades de las cámaras del telescopio Webb para detectar esta fusión cósmica en un sistema conocido como ZS7. La nitidez de las imágenes del Webb permitió incluso separar espacialmente los dos agujeros negros involucrados en la fusión.
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«Encontramos evidencias de gas muy denso con movimientos rápidos cerca del agujero negro, así como gas caliente y altamente ionizado iluminado por la radiación energética que suelen producir los agujeros negros en sus episodios de acreción», explicó Hannah Übler, autora principal del estudio y miembro de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.
Este descubrimiento despierta nuevas preguntas sobre la formación y evolución temprana de los agujeros negros supermasivos y subraya la importancia del telescopio Webb en la exploración de los confines del universo y la comprensión de sus misterios más profundos.
FUENTE: Diario Hoy.