En un momento difícil de su vida, Tito Ingenieri se enfrentó a un embargo salarial y problemas personales. Para construir su hogar, recurrió a un método inusual: botellas recicladas.
La construcción de su casa, que él llama «El Faro», duró 28 años. Comenzó solo y recibió apoyo de amigos, autoridades municipales y su compañera, Irma. Las paredes están hechas de más de 2.700.000 botellas.
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Tito Ingenieri, Ciudadano Ilustre de Quilmes, tiene un mensaje: «Estaría bueno que la gente tome conciencia y se dedique al reciclaje de calidad para cuidar lo que queda».
El hogar de Ingenieri, un hermoso paisaje multicolor iluminado por botellas de colores, es un recordatorio inspirador de la importancia del reciclaje y la creatividad en la construcción.
fuente: AdnPositivo