Aunque se le atribuyen propiedades medicinales, los estudios científicos solo han confirmado ciertos beneficios del vinagre. Expertos aclaran qué es real y qué no.
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El vinagre ha sido utilizado durante siglos en la cocina y la medicina popular, pero no todas las creencias sobre sus beneficios son ciertas. Según la nutricionista Thaís Barca, consultada por National Geographic, algunos tipos de vinagre, como el de vino tinto, balsámico y arroz, contienen antioxidantes y probióticos que pueden favorecer la digestión y la salud del corazón.
Sin embargo, el popular vinagre de sidra de manzana no es un remedio milagroso. A pesar de las afirmaciones en redes sociales, no hay evidencia científica de que cure el cáncer o ayude significativamente a la pérdida de peso. Investigaciones en revistas como BMJ Journals han encontrado resultados contradictorios sobre su impacto en la obesidad, y los especialistas insisten en que no sustituye una dieta equilibrada ni el ejercicio.
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Lo que sí se ha comprobado es que puede ayudar a regular la glucemia, ya que su ácido acético ralentiza la digestión de los carbohidratos simples. Un estudio publicado en el Journal of the American Association of Diabetes encontró que consumirlo después de una comida rica en azúcares reducía moderadamente los niveles de glucosa en sangre, aunque no reemplaza los tratamientos médicos para la diabetes.
Por otro lado, no hay pruebas de que el vinagre ayude a controlar la presión arterial o reducir el colesterol, como se ha popularizado. Tampoco es un desinfectante eficaz para frutas y verduras. Expertos de la Universidad de Chicago recomiendan el uso de hipoclorito de sodio (solución al 1%) en su lugar.
Fuente: National Geographic
Foto: El Diario Vasco