En una ocasión, “Zapi” se encontraba aburrido en su chacra y decidió jugar a las cartas con un amigo. Para hacerlo más interesante, acordaron que en lugar de tomar el guindado, se comerían las guindas. “El petromax era de 500 bujías, pero lográbamos ver una pequeña lucecita” recordó.
Además, su padre siempre le había advertido sobre los perros que pisoteaban el almácigo de cebolla. Pero al día siguiente fue el propio Zapi, al levantarse y
Además, su padre siempre le había advertido sobre los perros que pisoteaban el almácigo de cebolla. Pero al día siguiente fue el propio Zapi, al levantarse y sentir que “daba vueltas como un helicóptero”, el que terminó pisoteando todas las plantas. “Esa vez la borrachera nos duró 12 días por la fermentación de las guindas” aseguró.
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Hasta que, en el año 1977, y luego de casarse con Olga Claudia de Pedro, el joven de Treorky decidió buscar nuevos horizontes. Trabajó en Fibra Sur de Dolavon, en la empresa que construyó el antiguo aeropuerto y en la Municipalidad de Trelew. Mientras que, los últimos 10 años antes de jubilarse, brindó servicios en el área de Cloacas de la Cooperativa Eléctrica.
Hoy Zapi vive rodeado de animales. “Veo un perro en la calle, y me lo llevo a la casa” asegura. Tiene una docena de rescatados que viven con él en la chacra. Además, se dedica a criar ovejas, corderos y conejos, aunque admite que a éstos últimos se los come “a todos”. También tiene un carnero llamado Cordelio. “Es el que lidera la manada” resalta, y siempre está a su lado cuando alimenta a los otros animales y cuando va a cerrar la tranquera.
En cuando a uno de los mayores problemas en la zona rural de Treorky, asegura que “es la falta de seguridad”, considera que “la policía solo trabaja cuando tiene ganas”, mientras que “en otros momentos están hablando por teléfono o escuchando música”. También hay problemas con el suministro de agua potable porque “se corta” en la zona de Cacho Pastrián y Jorge Tomás.
Hace 48 años que Zapi está casado con Olga Claudia de Pedro, y tienen un hijo “del corazón” que se llama Denis Ariel. Además de una nieta de 10 años llamada Martina Allegra, quien “es súper inteligente, pinta una barbaridad” resalta el abuelo de 76 años. Además, asegura que su mujer, una peluquera que está jubilada, “se queda en casa” para atenderlo a él, y a menudo le pregunta si todavía lo quiere, a lo que ella siempre responde con una sonrisa.