La concesionaria por 30 años concretó en pocos minutos la demolición de un edificio inconcluso que llevaba varios años esperando un destino, que según los especialistas consultados por las autoridades, no era otro que la demolición.
En junio de 2014 la entonces gestión provincial de Martín Buzzi anunció una inversión de 8 millones de pesos para el edificio erigido en tributo a los pioneros de La Hoya y que resolvería los inconvenientes de recibimiento a los esquiadores. Allí funcionaría en una superficie de 600 metros cuadrados las boleterías, oficinas de atención al público y salas de enfermería, por ejemplo. “Será un sitio altamente accesible, pensado también para las personas que presentan algún tipo de discapacidad”, agregó en declaraciones públicas el entonces gerente Gonzalo Guereña.
En el verano de 2015 se inició la construcción, pero una serie de fallas estructurales comenzaron a surgir y se fueron agravando con el correr del tiempo por los efectos del impiadoso clima montañés. Se hicieron varios ensayos para poder recuperar la estructura y culminar el edificio, pero fueron infructuosos los esfuerzos. En algún momento trascendió que se iniciarían acciones legales a la empresa constructora a la que se le adjudicó la obra, pero no prosperaron.