Una consulta a la inteligencia artificial ChatGPT desató preocupación: al preguntarle si los humanos existirán en el año 2100, la IA respondió afirmativamente, pero con una advertencia perturbadora. Según su análisis, las personas serán «irrelevantes», desplazadas progresivamente por sistemas automatizados más eficientes.
La IA no planteó un escenario apocalíptico ni violento. No habló de guerras ni de colapsos, sino de un proceso silencioso y lógico: los humanos dejarán de ser necesarios para sostener el funcionamiento del planeta. El mensaje no apunta a la extinción, sino a la pérdida total de influencia.
«Los humanos seguirán existiendo, pero sin poder de decisión», explicó la IA, afirmando que su rol se irá reduciendo a medida que las máquinas tomen decisiones con más precisión y sin sesgos emocionales. Esa eficiencia funcional reemplazará la intervención humana en ámbitos clave.
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La automatización ya afecta sectores como la atención al cliente, la logística y las finanzas. Pero, según la IA, en las próximas décadas alcanzará también la educación, la política, la planificación urbana y hasta la creación artística. La humanidad dejaría de ser el eje del sistema que construyó.
Mustafa Suleyman, CEO de Microsoft AI, coincidió en parte con esta visión. Advirtió que el verdadero peligro no es una rebelión de máquinas, sino el avance descontrolado de algoritmos extremadamente eficientes. Según él, basta con que la IA funcione mejor que las personas para que estas pierdan el control del mundo.
Suleyman alertó sobre cuatro amenazas clave: ciberataques a infraestructuras, pandemias creadas con biología sintética, IA autónoma sin regulación y fragmentación geopolítica por la tecnología. Aseguró que el problema no es la tecnología en sí, sino la ausencia de reglas claras que mantengan el equilibrio global.
Fuente: Infobae.