El Vaticano confirmó esta semana el primer nombramiento de un obispo chino bajo el pontificado de León XIV, dando continuidad al controvertido acuerdo firmado en 2018 entre la Santa Sede y Beijing.
Se trata del obispo Joseph Lin Yuntuan, quien fue designado como obispo auxiliar de la diócesis de Fuzhou, con el visto bueno tanto de Roma como del gobierno chino. El gesto marca una señal clara: el nuevo Papa estadounidense no pretende romper con el delicado camino diplomático trazado por su antecesor, Francisco.
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En un comunicado oficial, el Vaticano celebró el reconocimiento civil del nombramiento por parte de las autoridades chinas como un «paso significativo» en el diálogo bilateral, que ha intentado cerrar la histórica fractura entre la Iglesia clandestina leal a Roma y la oficial, controlada por el Estado chino. Lin ya tomó posesión de su cargo el 5 de junio, lo que refuerza el carácter institucional del acuerdo.
El pacto, aunque renovado desde 2018, sigue siendo altamente polémico. Sus detalles nunca fueron revelados públicamente, pero se sabe que permite una participación del gobierno chino en las nominaciones episcopales, siempre bajo el poder de veto del Papa. Esta fórmula intentó resolver una disputa de décadas, aunque ha sido criticada por sectores conservadores por ceder ante las exigencias del régimen comunista y abandonar a los fieles que durante años resistieron en la clandestinidad.
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Durante el pontificado de Francisco, algunos nombramientos episcopales por parte de China sin consentimiento del Vaticano encendieron alarmas sobre posibles violaciones al acuerdo. El caso más tenso ocurrió días antes del cónclave que eligió a León XIV, cuando la Iglesia china anunció procesos preliminares para dos nuevos obispos sin coordinación con Roma, lo que generó incertidumbre sobre el futuro del tratado.
Con este primer nombramiento bajo su mando, León XIV envía una señal de continuidad, apostando por la diplomacia y el diálogo como vía para normalizar las relaciones entre la Iglesia católica y el régimen de Beijing, pese a las presiones internas del ala conservadora. En una Iglesia global cada vez más tensionada por debates ideológicos, este paso podría marcar el tono del nuevo papado en materia de política exterior.
Fuente: AP.
Foto: Andrew Medichini – AP