Los estudios no logran consenso sobre su eficacia para tratar ansiedad y depresión, mientras crecen las dudas sobre la metodología.
El uso de microdosis de psilocibina o LSD para tratar afecciones como la depresión y la ansiedad ha ganado atención en los últimos años. Sin embargo, los ensayos científicos no han logrado determinar su eficacia con precisión, y los expertos se dividen entre quienes creen en su potencial y quienes los atribuyen al efecto placebo.
La microdosificación se define como el consumo de entre el 5 y el 10 % de una dosis completa de psicodélicos, buscando beneficios para la salud mental sin causar efectos alucinógenos. Según Dana G. Smith, autora de un análisis en The New York Times, los resultados de los estudios más relevantes, como los realizados por el Imperial College de Londres y la Universidad de Chicago, concluyen que los beneficios percibidos son comparables a los del placebo.
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Estos estudios indican que las dosis pequeñas no alteran significativamente el estado de ánimo ni la cognición. Aun así, investigadores como Michiel van Elk argumentan que la falta de hallazgos podría deberse a problemas metodológicos en los ensayos. Según él, los cuestionarios y pruebas aplicados no logran capturar el impacto real de estas sustancias en los participantes.
Pese a las dudas científicas, muchos investigadores continúan optimistas, sugiriendo que futuros estudios más extensos y mejor diseñados podrían confirmar beneficios que actualmente solo se perciben de manera anecdótica.
Fuente: La Nación.
Foto ilustrativa: IStock.