Con la llegada de las Pascuas, el chocolate se convierte en protagonista de la mesa argentina.Rodrigo Bauni, fundador de la chocolatería Purocacao en Coghlan, explicó que el proceso comienza con la vista: el chocolate debe tener brillo y no mostrar aureolas blancas, que indican errores en su conservación.
El segundo sentido es el olfato. “El olor tiene que ser agradable, sin aromas extraños”, explicó. Luego entra el oído: al partirse, debe escucharse un “snap” nítido, símbolo de una buena estructura.
Al tacto, el chocolate debe ofrecer resistencia sin derretirse fácilmente con el calor de los dedos. Y en boca, la textura debe ser sedosa, sin sensación pastosa, revelando notas florales o frutales, según su origen y fermentación.
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Para conservarlo, Bauni recomendó temperaturas entre 15° y 23° y 50% de humedad relativa. También advirtió que el color oscuro no siempre significa mayor calidad: puede deberse a un tostado más industrial.
Desde hace 20 años, Bauni lidera su atelier artesanal en Buenos Aires. Sus piezas, pintadas a mano, están hechas con cacaos orgánicos y de Comercio Justo de América Latina. “Busco contar historias y emocionar”, aseguró.
Este año, sus huevos de Pascua se inspiraron en los cerezos en flor: “El chocolate es efímero, como las flores. Es una obra de arte comestible para disfrutar el momento presente”, concluyó el artista del cacao.
Fuente: TN.