El alcalde de Newark, Ras Baraka, denunció públicamente que fue humillado por autoridades federales al ser obligado a tomarse nuevamente las huellas dactilares y una foto de ficha tras comparecer en una corte.
El hecho ocurrió luego de su arresto durante una protesta frente a un centro de detención de inmigrantes en Delaney Hall, en Nueva Jersey.
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Baraka, quien busca la nominación demócrata para la gobernación del estado, calificó el procedimiento como un intento deliberado de “degradarlo”. A la salida de la audiencia procesal de 15 minutos, el juez indicó que debía ser procesado formalmente por los alguaciles, aunque Baraka ya había sido fichado anteriormente por agentes. “Están haciendo todo lo posible para humillarme”, declaró frente a una multitud de simpatizantes.
La fiscal interina Alina Habba estuvo presente, aunque no intervino en la audiencia. El gobierno federal, representado por el asistente Stephen Demanovich, sostiene que Baraka ingresó ilegalmente a propiedad privada, aunque el alcalde afirma que fue invitado y actuó conforme a la Constitución. Su defensa alega persecución selectiva y un defecto jurisdiccional en el arresto.
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El cargo que enfrenta Baraka es por paso ilegal, considerado una ofensa menor con una pena máxima de 30 días de cárcel. Sin embargo, sus abogados buscan desestimar el caso. Baraka había intentado unirse a tres congresistas de Nueva Jersey en la protesta. Ellos no fueron arrestados, y ahora podrían enfrentar sanciones del Congreso, según declaraciones del presidente de la Cámara, Mike Johnson.
Ras Baraka, conocido por su oposición a las políticas migratorias del expresidente Donald Trump, reafirmó su derecho y el de sus ciudadanos a protestar pacíficamente. A pesar del revuelo, el alcalde regresó al centro dos días después sin incidentes. Su caso genera tensión entre la administración local, el gobierno federal y el Congreso.
Fuente: AP.
Foto: Seth Wenig – AP