El organismo debatirá en los próximos días las condiciones para la renegociación de la deuda. Ajuste fiscal, unificación cambiaria y reformas estructurales están entre los posibles requisitos.
El Gobierno argentino se encuentra en conversaciones preliminares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para definir los términos de un nuevo acuerdo que permita reestructurar la deuda de USD 45.000 millones. Las negociaciones, aunque todavía informales, podrían intensificarse en las próximas semanas con el objetivo de alcanzar un consenso sobre metas económicas y desembolsos necesarios para estabilizar la economía local.
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Históricamente, el FMI ha ofrecido dos tipos de acuerdos: el Stand-By Agreement (SBA), pensado para necesidades de corto plazo, y el Extended Fund Facility (EFF), que incluye plazos más largos y la implementación de reformas estructurales. Según expertos, cualquiera de estas opciones incluiría estrictas condicionalidades como ajustes fiscales, reducción del papel del Estado y flexibilización cambiaria, medidas ya aplicadas en países como Egipto, Pakistán y Etiopía en sus programas recientes con el organismo.
Las experiencias internacionales muestran cómo el FMI ha exigido en otros casos la devaluación de las monedas locales, la eliminación de controles cambiarios y la consolidación fiscal. Por ejemplo, Egipto dejó flotar su moneda, lo que generó una devaluación significativa, mientras que Pakistán enfrentó reformas en el sector energético y la adopción de un régimen cambiario flexible. Estas medidas suelen ir acompañadas de políticas monetarias restrictivas para controlar la inflación.
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En el caso argentino, el Gobierno asegura haber superado algunas de las metas fiscales propuestas por el FMI, aunque persisten diferencias sobre el ritmo de medidas clave como la unificación cambiaria y la eliminación de restricciones al comercio. El Fondo ya ha señalado la necesidad de desmantelar controles cambiarios y de capital, incluyendo la eliminación del impuesto PAIS y otras distorsiones antes de fin de 2024.
El resultado de estas negociaciones dependerá no solo de las condiciones técnicas, sino también del contexto político internacional. Con un cambio reciente en la administración estadounidense, el Gobierno podría buscar aprovechar el respaldo político para negociar un acuerdo más flexible o, en su defecto, enfrentar exigencias aún más estrictas para asegurar nuevos desembolsos.
Fuente: Infobae.
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