En el marco de la cumbre internacional sobre seguridad energética celebrada en Londres, el primer ministro británico Keir Starmer anunció una inversión de 300 millones de libras (aproximadamente 400 millones de dólares) destinada a fortalecer la industria eólica marina. El objetivo es incrementar la fabricación nacional de componentes clave y fomentar la inversión privada en el sector renovable.
Starmer subrayó que la energía renovable “de producción nacional” es clave para que el Reino Unido deje atrás la volatilidad de los mercados internacionales de combustibles fósiles. El plan busca posicionar al país como líder en energías limpias y establecer una base sólida para una transición energética segura y soberana.
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El anuncio británico, sin embargo, no estuvo exento de tensiones diplomáticas. Tommy Joyce, subsecretario de Energía interino de Estados Unidos para asuntos internacionales, criticó duramente las políticas centradas exclusivamente en energías limpias. Según Joyce, ignorar el papel actual de los combustibles fósiles es “dañino y peligroso”, además de poco realista frente a la creciente demanda energética global.
Joyce también apuntó que avanzar en energías como la eólica depende, en muchos casos, de la “coerción o concesiones a China”, principal proveedor de minerales raros esenciales para fabricar turbinas. Esta diferencia de posturas refleja una grieta creciente entre los enfoques europeos y estadounidenses respecto a cómo equilibrar seguridad energética, transición verde y geopolítica.
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Mientras tanto, Reino Unido continúa perfilando su estrategia energética hacia 2030. Esta nueva inversión refuerza su intención de liderar la producción eólica en Europa, reducir su huella de carbono y atraer nuevos capitales hacia un modelo sostenible, más allá de las tensiones internacionales.
Fuente: AP.
Foto: Justin Tallis – Pool AFP.