Una investigación publicada este miércoles reveló que cerca de 200.000 neozelandeses que vivieron en centros de acogida estatales o religiosos entre 1950 y 2019 sufrieron abusos. El informe, resultado de un estudio de seis años, detalla «malos tratos generalizados» y califica la situación como una «catástrofe nacional impensable» que causó «daños inimaginables».
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Los autores del reporte relataron testimonios de decenas de víctimas que sufrieron abusos físicos, sexuales y mentales en orfanatos, centros de acogida, hospitales psiquiátricos y otras instituciones. Algunos niños fueron sometidos a terapia electroconvulsiva, mientras que otros denunciaron abusos sexuales por parte de funcionarios eclesiásticos. Jóvenes madres también relataron cómo fueron forzadas a dar a sus hijos en adopción.
El informe subraya que algunos de los abusos estaban «impregnados de racismo» contra las personas de etnia maorí bajo tutela. Este hallazgo resalta la gravedad y el impacto diferencial de los abusos en comunidades indígenas.
El primer ministro neozelandés, Christopher Luxon, calificó la publicación del informe como «un día oscuro y triste en la historia de Nueva Zelanda». Luxon admitió que «como sociedad y como Estado, tuvimos que haber hecho mejor» y prometió considerar las 233 recomendaciones de reforma presentadas por la investigación. Las autoridades presentarán sus disculpas oficiales el próximo 12 de noviembre.
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La investigación, que inició en 2018, llevó a un compromiso renovado del gobierno de Luxon para implementar cambios significativos que prevengan futuros abusos y garanticen la protección de los más vulnerables.
Fuente: DW.
Foto: TN8.
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