Un estudio en Science Advances reveló que quitarles los cuernos a los rinocerontes redujo en un 78 % la caza ilegal entre 2017 y 2023. La estrategia superó a los métodos tradicionales de vigilancia y arresto.
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Ante el alarmante aumento de la caza furtiva de rinocerontes en Sudáfrica, los científicos recurrieron a una medida extrema: descornarlos. Lejos de ser simbólica, la acción demostró ser altamente efectiva. Un reciente estudio publicado por la revista Science Advances este jueves 5 de junio de 2025, confirmó que la estrategia redujo un 78 % el furtivismo en reservas del Gran Kruger, entre 2017 y 2023.
Durante siete años, investigadores y autoridades intentaron frenar la matanza de rinocerontes mediante patrullajes, arrestos, uso de perros rastreadores, cámaras y vigilancia aérea, con un presupuesto de 74 millones de dólares. Sin embargo, la caza continuó: 1.985 ejemplares murieron en ese período, y muchos cazadores volvieron a delinquir pese a ser detenidos.
La segunda estrategia cambió el juego. Al descornar a 2.284 rinocerontes, se eliminó el principal incentivo de los traficantes: el codiciado cuerno. Esta acción, que demandó solo el 1,2 % del presupuesto total del proyecto, mostró ser no solo más económica, sino también más efectiva.
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“Las estrategias que reducen las recompensas de la caza furtiva pueden ser más eficaces que simplemente endurecer castigos”, afirmó el autor principal del estudio, Timothy Kuiper, de la Universidad Nelson Mandela. La investigación también advirtió que la caza furtiva responde a una compleja red de factores como la pobreza, la corrupción judicial y el crimen organizado.
A pesar del éxito del descuerno, los expertos advierten que esta solución puede desplazar la actividad ilegal a otras regiones con poblaciones no protegidas. Por ello, subrayan la necesidad de un enfoque más amplio, que combine ciencia, política y justicia social.
El proyecto, elogiado por la Universidad de Oxford como un “brillante ejemplo de colaboración entre ciencia y política”, ofrece ahora a gobiernos, ONG y financiadores una base sólida para replantear las estrategias globales contra el tráfico ilegal de fauna silvestre.
Fuente y foto: DW