El Gobierno ruso anunció que la moratoria autoimpuesta sobre el despliegue de misiles terrestres de medio y corto alcance “llega a su lógico final”. El viceministro de Exteriores, Serguéi Riabkov, sostuvo que la decisión responde a la falta de reciprocidad por parte de Estados Unidos y sus aliados.
“La moderación demostrada por Rusia no ha sido apreciada ni correspondida”, declaró Riabkov ante medios rusos. Afirmó que no hay señales de que la administración del presidente Donald Trump planee frenar el avance de estos sistemas en diversas regiones del mundo.
El diplomático subrayó que las acciones militares estadounidenses apuntan a una expansión del despliegue de misiles, no a una contención. Por ello, indicó que Moscú se ve obligado a reaccionar ante estas amenazas crecientes en el escenario geopolítico.
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Riabkov recordó que Rusia introdujo la moratoria en 2019 tras la retirada de EE. UU. del Tratado INF, sin pruebas claras de violación por parte rusa. Putin, en ese entonces, prometió no desplegar armas similares si no había presencia estadounidense en Europa u otras regiones.
El Tratado INF, firmado en 1987, prohibía misiles balísticos y de crucero con alcances de 500 a 5.500 km basados en tierra. Su ruptura marcó un retroceso en los acuerdos de control de armas entre Washington y Moscú.
Las decisiones sobre la ubicación y respuesta militar ante la nueva amenaza estarán a cargo del alto mando ruso, indicó Riabkov. El fin de la moratoria abre un nuevo capítulo en la tensión armamentista entre potencias nucleares.
Fuente: DW.
Anton Denisov / Sputnik.