El violento suceso del baleado se registró antes de las siete y media, en la calle Gales al 4100, la policía se enteró porque momentos antes unos vecinos habían llamado al 101 denunciando que se escuchaban detonaciones y patrullando el sector encontró a la víctima; una persona joven de la que dicen que tiene antecedentes y que no quiso intervención de las autoridades. Mucho menos hacer la denuncia de lo ocurrido. Enseguida se especuló que había sido alguien conocido el que lo hirió y que por eso no quiso delatarlo.
Una hora después, alrededor de las ocho y media; y con el apoyo logístico del GEOP, personal de la Policía Investigaciones local llegó a un domicilio de la calle Dolavon al 4400 –también en el extremo oeste de la ciudad—y lo allanó con la finalidad de buscar un arma de fuego vinculada a una amenaza que denunció la ex del propietario del lugar, quien durante la irrupción de los efectivos de la fuerza especial buscó descartarse de lo que lo incriminaría; una pistola marca Browning, de calibre 9 milímetros.
A esa arma la arrojó al patio del vecino, que colaborando con las autoridades al descubrirla tirada en su propiedad la entregó espontáneamente. Cuando la secuestraron, el personal actuante verificó que se trataba de un arma robada a un empleado de la fuerza pese a tener la “numeración limada”.