Diseñado para acompañar y asistir a personas mayores, este robot humanoide viste ropa de familiares y muestra sus rostros en una pantalla, provocando más escalofríos que confianza.
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En un intento por ofrecer soluciones al desafío del envejecimiento poblacional y la distancia entre familiares, la compañía Devanthro lanzó Robody, un robot humanoide diseñado para acompañar a personas mayores en sus tareas cotidianas. Capaz de buscar medicamentos, ayudar con tareas del hogar y hasta ponerse un abrigo, este autómata va un paso más allá: se viste con ropa de familiares y muestra sus rostros en una pantalla ubicada en la «cabeza».
El fabricante lo promociona como una herramienta revolucionaria en la atención médica y la telemedicina, asegurando que Robody permite a los familiares interactuar en tiempo real con el usuario mediante control remoto, utilizando un kit de realidad virtual. “El robot permite conversaciones cara a cara, preparar una taza de té o incluso dar abrazos, eliminando las barreras de la distancia física”, aseguran desde Devanthro.
Sin embargo, la propuesta ha desatado un debate ético y social. La publicación británica The Sun calificó al robot como “espeluznante”, mientras que las imágenes promocionales del autómata han generado rechazo en redes sociales. La capacidad de Robody para imitar no solo la apariencia, sino también la «presencia» de seres queridos, remite a episodios de la serie distópica Black Mirror, lo que para muchos supera los límites de lo aceptable.
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A pesar de las críticas, Robody tiene características útiles. Puede detectar caídas o accidentes en tiempo real, enviando alertas a familiares o personal médico, y también puede adoptar la personalidad de médicos o enfermeros para asistencia profesional. Además, el sistema de retroalimentación háptica que incluye permite a los controladores sentir el entorno del robot, aumentando la interacción.
Mientras algunos ven en Robody un avance prometedor para resolver problemas de cuidado y conexión, otros no pueden evitar sentir escalofríos ante la idea de un robot vestido como un ser querido y con su rostro en pantalla. Este desarrollo plantea interrogantes sobre los límites de la tecnología y su impacto en nuestras relaciones humanas.
Fuente: TN
Foto: Inspenet