La huelga de controladores aéreos en Francia entró este viernes en su segundo día con fuerte impacto en el tráfico aéreo nacional e internacional. Las autoridades exigieron a las aerolíneas la cancelación de al menos el 40% de los vuelos programados en los aeropuertos de Charles de Gaulle y Orly, en París, en medio del inicio de las vacaciones escolares, lo que aumentó el caos en las terminales.
La Dirección General de la Aviación Civil francesa (DGAC) informó que la medida se extendió también a otros puntos clave del sur del país, como Niza, donde ya se había registrado la anulación de la mitad de los vuelos en la primera jornada de paro. Según Airlines for Europe, la huelga afectó a más de 300.000 pasajeros en todo el continente.
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El conflicto se desató por reclamos gremiales que apuntan a una “gestión tóxica” en el sistema de control aéreo. Los sindicatos denuncian que sus afiliados deben fichar cada vez que se retiran de su puesto de trabajo, en lo que consideran una política excesiva de vigilancia. Aunque los controladores aéreos franceses son de los mejor pagos del sector público, con sueldos brutos de alrededor de 8.000 euros, sostienen que las condiciones laborales son “asfixiantes”.
Desde el Gobierno, la respuesta fue inmediata y con tono crítico. El primer ministro François Bayrou calificó la huelga de “sorprendente” e “intolerable”, y acusó a los huelguistas de “tomar como rehenes a los franceses justo cuando inician sus vacaciones”. En la misma línea, el ministro de Transportes, Philippe Tabarot, advirtió que no se cederá “al chantaje de los sindicatos”.
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Mientras tanto, compañías como Ryanair anunciaron la cancelación de más de 400 vuelos. La protesta fue impulsada por los sindicatos minoritarios UNSA-ICNA y USAC-CGT, con una adhesión del 26,2% de los controladores aéreos. Las conversaciones entre las partes siguen estancadas, sin una solución a corto plazo, mientras miles de viajeros continúan sufriendo las consecuencias del conflicto.
Fuente: DW.
Foto: Thibaud Moritz/AFP/Getty Images.