El odio a las mujeres dejó de ser marginal para convertirse en un fenómeno global, impulsado por influencers que acumulan millones de seguidores en redes sociales.
Esta corriente, conocida como “manosfera” o “machosfera”, difunde discursos que refuerzan estereotipos, atacan al feminismo y promueven la idea de que los hombres son víctimas de la sociedad actual.
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En este universo digital se cruzan podcast virales, mensajes pseudoacadémicos y videos “motivacionales” con una estética profesional. “Las mujeres no deben tener un alto ‘body count’, deben quedarse en casa y obedecer al hombre”, es uno de los tantos discursos repetidos por estos influencers, según explica Tara-Louise Wittwer, autora que investiga el fenómeno. Detrás de estas frases hay un intento claro de retroceder en derechos adquiridos.
La manosfera no solo apela al odio, sino también a la nostalgia por un mundo donde el rol del varón era incuestionable. Para muchos jóvenes, el acceso a este contenido se da por algoritmos que lo recomiendan sin filtros, atrapándolos en una burbuja que refuerza sus inseguridades y fomenta la frustración hacia las mujeres. Esta visión, profundamente antifeminista, plantea que la sociedad actual perjudica a los hombres y necesita recuperar un supuesto “orden natural”.
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El fenómeno se extiende incluso entre mujeres, que reproducen estos valores bajo hashtags como “Make him a sandwich”. Aunque elegir un rol doméstico es legítimo, el problema surge cuando se promueve como única opción válida, descalificando otras formas de vida y excluyendo a quienes optan por la independencia. “Se vende como libertad lo que en realidad es presión social disfrazada de elección”, advierte Wittwer.
Incluso desde espacios religiosos aparece una nueva vertiente: los “cristoinfluencers”, que usan la fe para justificar la subordinación femenina. Este tipo de contenido, lejos de desaparecer, se adapta, gana terreno y se viraliza con facilidad. En este contexto, el desafío no es solo regular redes, sino fomentar una alfabetización digital crítica para identificar y desarmar estos discursos peligrosos.
Fuente: DW.
Foto: Lewis Jones, We Are Era.