El caso conmocionó al país y reavivó el debate sobre delincuencia juvenil y acoso escolar.
Un tribunal en la provincia china de Hebei condenó a cadena perpetua a un adolescente de 13 años por el homicidio premeditado de un compañero de clase. La sentencia, dictada por el Tribunal Intermedio de Handan, señala a Zhang como el principal responsable del asesinato de Wang, ocurrido en marzo de 2024.
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Junto a Zhang, otro implicado de la misma edad, Li, recibió una pena de 12 años de prisión por su colaboración activa en el crimen. Un tercer involucrado, Ma, quien no participó directamente en el asesinato pero ayudó a destruir pruebas, quedó exento de responsabilidad penal y será sometido a un programa de reintegración.
El asesinato se originó tras una disputa entre los implicados y la víctima. Zhang persuadió a Li para planear el homicidio y eligieron un invernadero abandonado como lugar del crimen. El 10 de marzo, Zhang atacó a Wang con una pala mientras Li lo inmovilizaba. Posteriormente, ambos enterraron el cuerpo y destruyeron pruebas. Ma, aunque no participó en el ataque, colaboró con las autoridades para localizar el cuerpo.
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La legislación china establece que, en casos graves, menores de entre 12 y 14 años pueden ser juzgados penalmente si lo autoriza la Fiscalía Suprema, lo cual ocurrió en este caso. El tribunal destacó la premeditación y la crueldad del acto, justificando la severidad de las penas impuestas.
Este caso generó un intenso debate en China sobre el aumento de la delincuencia juvenil y el acoso escolar. La situación de los implicados como «niños abandonados», criados por abuelos mientras sus padres trabajan en ciudades, y las denuncias de acoso hacia la víctima han impulsado llamados a establecer medidas preventivas más firmes en las escuelas y mayor apoyo para jóvenes en riesgo.
Fuente: EFE.
Imagen ilustrativa de archivo.