Nuevas simulaciones sugieren la existencia de capas de agua en estado supercrítico bajo las atmósferas de Urano y Neptuno, lo que podría explicar sus campos magnéticos asimétricos y abrir camino a futuras misiones de la NASA.
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Urano y Neptuno, los gigantes helados del sistema solar, continúan desconcertando a los científicos con sus características únicas. Recientes investigaciones lideradas por Burkhard Militzer, de la Universidad de California en Berkeley, han revelado la posible existencia de vastas capas de agua en estado supercrítico bajo sus atmósferas, redefiniendo nuestra comprensión de estos planetas.
Mediante simulaciones computacionales avanzadas, los investigadores encontraron que estas capas podrían alcanzar hasta 8.000 kilómetros de grosor, formándose bajo presiones extremas de hasta 60.000 veces la presión atmosférica terrestre. Este descubrimiento no solo podría explicar los extraños campos magnéticos de Urano y Neptuno, inclinados y asimétricos, sino también proporcionar información crucial sobre la formación de planetas similares en sistemas estelares lejanos.
La NASA ha puesto sus ojos en estos planetas con el desarrollo del concepto Uranus Orbiter and Probe, una misión que busca explorar sus capas internas y sus lunas, como Miranda, que podría albergar un océano subterráneo. El lanzamiento de esta misión podría realizarse antes de 2034, aprovechando una alineación planetaria para reducir el tiempo de viaje. Este proyecto tiene como objetivo desentrañar los misterios de los gigantes helados, desde sus composiciones internas hasta el potencial de entornos habitables en sus lunas.
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Las simulaciones realizadas utilizaron aprendizaje automático para modelar cómo las interacciones atómicas de agua, metano y amoníaco se comportan bajo condiciones extremas. Los resultados indican que estas capas supercríticas, que no son ni líquidas ni gaseosas, desempeñan un papel clave en las características magnéticas y estructurales de Urano y Neptuno. Estas condiciones únicas contrastan con las de los gigantes gaseosos Júpiter y Saturno, cuyos campos magnéticos son más regulares.
El impacto de estas investigaciones trasciende nuestro sistema solar, ya que comprender las diferencias entre gigantes helados y gaseosos puede ayudar a modelar la formación de planetas en otros sistemas. Los datos de Voyager 2 y las futuras misiones al sistema uraniano podrían revelar más secretos sobre estos planetas y su potencial para albergar condiciones similares a las de los mundos habitables fuera de la Tierra.
Fuente: Infobae
Foto: Infobae (Captura de pantalla)