Este árbol de 5.400 años, símbolo de resistencia y patrimonio natural, ahora está en el centro de un debate sobre conservación y desarrollo en Chile, mientras científicos advierten sobre el impacto del progreso en los ecosistemas antiguos y la lucha contra el cambio climático.
MIRÁ TAMBIÉN | Después de cuánto tiempo les incomoda el silencio a los argentinos
El Gran Abuelo, un ejemplar de Fitzroya cupressoides que ha resistido más de cinco mil años, se encuentra en el epicentro de un conflicto entre preservación y progreso en Chile. Descubierto en 1972 por Aníbal, un guardabosques, este árbol emblemático localizado en el Parque Nacional Alerce Costero, en Valdivia, representa una cápsula del tiempo natural, cuyo valor va más allá de su edad, pues aporta datos cruciales para entender el cambio climático a través de sus anillos.
Investigadores liderados por el chileno Jonathan Barichivich, experto en clima y en bosques antiguos, junto a Rocío Urrutia y sus equipos, estudian cómo los fósiles vivientes como el Gran Abuelo contienen registros meteorológicos que remontan miles de años. Estos árboles no sólo son vestigios históricos, sino también componentes clave en la lucha contra la crisis climática, ya que absorben grandes cantidades de carbono y reflejan cómo los cambios en el clima afectan a los ecosistemas.
MIRÁ TAMBIÉN | ¿Por qué la vegetación del Ártico está modificando?
El peligro ahora acecha en forma de una propuesta gubernamental para abrir una carretera que atraviesa zonas protegidas, aumentando riesgos de incendios forestales y poniendo en peligro estos árboles centenarios. La iniciativa ha enfrentado fieles defensores de la naturaleza, científicos y comunidad local que advierten que el proyecto, en realidad, busca facilitar la extracción de madera de alto valor.
La comunidad científica ha tomado cartas en el asunto, contactando a revistas internacionales como Science y alertando sobre el potencial daño irreversible al ecosistema. La presión global y local logró, por el momento, que las autoridades suspendieran la obra, pero el debate continúa, evidenciando la necesidad de equilibrar desarrollo económico con protección de los patrimonios naturales que perduran desde la antigüedad.
Fuente y foto: DW