Así lo revela un descubrimiento en una cueva en Ranis, Alemania. Este hallazgo altera fundamentalmente la comprensión previa del periodo, mostrando la dispersión temprana de Homo sapiens en latitudes elevadas de Europa.
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Un equipo internacional, en colaboración con la Sociedad Max Planck, ha analizado restos y herramientas paleolíticas en la cueva de Ranis, arrojando una nueva luz sobre el pasado humano en la región. La antigüedad de 45,000 años obliga a una revisión de las narrativas históricas sobre el arribo de Homo sapiens.
Contrario a las creencias anteriores, los restos en Ranis superan en 5,000 años a los considerados los más antiguos en la parte norte de Europa central. Jean-Jacques Hublin, del Collège de France, señala que este hallazgo altera fundamentalmente la comprensión previa del periodo, mostrando la dispersión temprana de Homo sapiens en latitudes elevadas de Europa.
La investigación vincula el yacimiento a la cultura lítica del Lincombian-Ranisian-Jerzmanowician, abarcando desde Alemania hasta Gran Bretaña. Sorprendentemente, el sitio estuvo ocupado esporádicamente por humanos modernos desde hace 47,500 años, desafiando las expectativas sobre la convivencia con neandertales.
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La identificación de 13 restos óseos humanoides y su ADN revela conexiones familiares entre individuos de Homo sapiens que vivieron en Europa hace 47,500 años. Además, el estudio ofrece un vistazo a la vida cotidiana de aquellos tiempos, destacando un clima frío similar a Siberia y el norte de Escandinavia, así como la dieta basada en la caza de rinocerontes lanudos, caballos y ciervos.
FUENTE: DIARIO HOY.