El colosal A23a avanza hacia Georgia del Sur, poniendo en riesgo a millones de pingüinos y focas que dependen de un delicado ecosistema.
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El iceberg A23a, considerado el más grande del mundo, se desplaza lentamente hacia la isla de Georgia del Sur, un lugar remoto frente a la Antártida que alberga millones de pingüinos y focas. Este «megaberg», con un peso de un billón de toneladas y una altura de 40 metros, podría quedar atascado cerca de la isla, bloqueando el acceso de los animales marinos a sus fuentes de alimento y afectando su ciclo reproductivo.
El oceanógrafo Andrew Meijers, quien estudió el iceberg a bordo del buque de investigación RRS Sir David Attenborough, describió la enorme masa como «una pared de hielo al estilo de Juego de Tronos que se extiende de horizonte a horizonte». Aunque su avance es extremadamente lento —un metro cada tres a siete segundos—, los científicos advierten que su presencia cerca de Georgia del Sur podría aumentar la mortalidad en las colonias de pingüinos.
Según Meijers, los padres de los pingüinos recorren largas distancias en el océano para buscar alimento para sus crías. Si el iceberg bloquea el acceso a estas zonas, el esfuerzo adicional podría reducir la cantidad de alimento disponible, afectando la supervivencia de las crías. Aunque esto representa un desafío para las colonias locales, el científico Ted Scambos de la Universidad de Colorado asegura que el ecosistema del océano Austral ha evolucionado para resistir estos fenómenos.
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El A23a no es una amenaza inmediata para la navegación, ya que su tamaño lo hace visible para los pescadores de la zona. Sin embargo, su impacto a largo plazo podría intensificarse debido al cambio climático. Los desprendimientos de icebergs, como el de A23a en 1986, se han vuelto más frecuentes debido al calentamiento global y al aumento del flujo de agua dulce en los océanos.
La isla de Georgia del Sur, conocida por su extraordinaria biodiversidad, enfrenta ahora la incertidumbre de un ecosistema en constante adaptación. Mientras el iceberg se acerca lentamente, los investigadores seguirán monitoreando su trayectoria y sus efectos en el entorno natural de la región.
Fuente: Infobae
Foto: Archivo