El nuevo pontífice de la Iglesia Católica, Robert Francis Prevost, ha elegido llamarse León XIV, en clara referencia al papa León XIII, reconocido por su enfoque social y su apertura al mundo moderno.
La decisión, anunciada oficialmente el 8 de mayo desde el balcón central del Vaticano con el tradicional “Habemus Papam”, representa mucho más que una elección simbólica: marca el rumbo de un papado que podría estar centrado en la justicia social.
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Prevost, de 69 años, nació en Estados Unidos, vivió dos décadas en Perú y es hijo de madre española. Su perfil internacional y su compromiso pastoral en América Latina han sido determinantes en su elección como papa. Al adoptar el nombre de León XIV, envía una señal clara sobre sus prioridades: continuidad con el pensamiento social católico y cercanía con los desafíos actuales de los más desfavorecidos.
El papa León XIII, predecesor de quien ahora asume el cargo, lideró la Iglesia entre 1878 y 1903. Fue autor de la histórica encíclica Rerum Novarum, texto fundacional de la doctrina social de la Iglesia, que defendía salarios justos, condenaba la explotación y apoyaba la organización sindical, aunque con distancia del socialismo. Este legado ha marcado la visión de varios pontífices posteriores.
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Expertos en el Vaticano consideran que la elección de este nombre es una “declaración de intenciones” del nuevo papa, que buscaría reforzar el papel de la Iglesia en el diálogo con las realidades sociales, económicas y laborales del siglo XXI. Su trayectoria en Perú, donde fue obispo y conoció de cerca las problemáticas latinoamericanas, refuerza esta percepción.
Además, el nombre León está asociado históricamente a pontificados de apertura diplomática y solidez política. León XIII también fue clave en fortalecer la relación de Roma con la Iglesia estadounidense, un lazo que ahora cobra nuevo significado con el primer papa nacido en Estados Unidos. León XIV asume así con un doble símbolo: honrar un legado y proyectar un nuevo horizonte para la Iglesia global.
Fuente: 20 Minutos.