Científicos de la Universidad de Berkeley han logrado documentar la memoria social más duradera registrada en chimpancés y bonobos, nuestros parientes más cercanos con un 98% de ADN compartido. Este descubrimiento desafía percepciones anteriores sobre la capacidad mnemotécnica de los animales no humanos.
La investigación liderada por Laura Simone Lewis se inspiró en experiencias previas con simios, donde se percibía que reconocían a los visitantes incluso después de largos periodos sin verlos. Christopher Krupenye, coautor del estudio, destaca cómo los simios actúan como si la relación continuara justo donde la dejaron al reunirse después de mucho tiempo.
Utilizando cámaras infrarrojas de seguimiento ocular, el equipo llevó a cabo un experimento con simios de zoológicos en Escocia, Bélgica y Japón. Mostraron fotografías de simios con los que los participantes habían compartido al menos un año y de completos extraños, midiendo las miradas con precisión para evaluar la memoria social.
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El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, revela que los simios miraban significativamente más tiempo a sus ex compañeros, especialmente aquellos con los que habían tenido interacciones positivas, sugiriendo una memoria social excepcionalmente duradera.
El caso más destacado fue el de Louise, un bonobo que no había visto a su hermana y sobrino en más de 26 años. Estos resultados superan incluso la memoria social de los elefantes africanos y los cuervos, estableciendo un nuevo estándar en la comprensión de la memoria a largo plazo en especies no humanas.
Jared Diamond, biólogo y evolucionista, encuentra respaldo en estos hallazgos, señalando que la memoria social de los grandes simios podría durar más de los 26 años documentados en el estudio. Esto plantea interrogantes sobre la capacidad mnemotécnica compartida entre humanos, chimpancés y bonobos, heredada de un ancestro común hace entre 6 y 9 millones de años.
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Los resultados refuerzan la importancia de la conservación de estas especies en peligro de extinción, afectadas por la caza furtiva y la deforestación. El equipo espera que estos descubrimientos contribuyan a comprender mejor a los grandes simios y a abogar por su protección.
La siguiente interrogante para los investigadores es si los simios experimentan la sensación de extrañar a sus compañeros, un mecanismo cognitivo considerado exclusivamente humano. Aunque el estudio no proporciona respuestas definitivas, plantea dudas sobre la capacidad de estos animales para experimentar la añoranza.
FUENTE: EL MUNDO.