Horas después del anuncio de las Fuerzas Armadas de Bolivia, el presidente Evo Morales anunció a través de una cadena nacional su renuncia al cargo, al igual que lo hizo el vicepresidente Álvaro García Linera.
Luego de 13 años de Gobierno y con la intención de acceder a un cuarto mandato, Morales deja el poder en el vecino país luego de más de 15 días de movilizaciones, reclamos, presiones y motines, que exigían su renuncia y denunciaron fraude en las elecciones del pasado 20 de octubre.
“Dejamos Bolivia con dignidad e identidad. Con muchas conquistas sociales universalizadas. Todos los bolivianos saben cómo estaba Bolivia antes y como está ahora. Lamento mucho que se haya conspirado de esta manera”, comenzó Morales su mensaje.
“Estamos renunciando con mi vice para que mis hermanos no sean pateados ni quemado”, continuó, denunciando ataques y amenazas contras los dirigentes de su espacio y sus familias. “Pueden estar satisfechos (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho”, sentenció.
Evo Morales aseguró que tomó la decisión de renunciar porque “no queremos que haya enfrentamientos. Mesa y Camacho han logrado su cometido, perdimos que no sigan quemando casas, que o sigan maltratando, que no hagan robar a las familias”, repasó.
También se refirió a los motines policiales que comenzaron en las últimas horas y se preguntó: “¿Cómo es posible que la Policía Boliviana pueda abandonar a las familias? ¿Qué les haya pegado?”.
El saliente mandatario del vecino país aseguró que “el 21 de octubre comenzó este golpe de Estado –y- que lo sepan todos los bolivianos, aquí hubo un golpe cívico-político-policial”, denunció.
“Hemos liberado Bolivia, dejamos una patria liberada y en proceso de desarrollo. Nosotros, vamos a seguir desde las bases”, anticipó.
Se defendió de diferentes acusaciones y remarcó que “no he robado nada. Si dicen que robé, que presenten pruebas. Se piensan que no hemos trabajado. Yo soy esclavo del pueblo, no el pueblo es esclavo del Estado”, continuó.
“Estoy renunciando para que Mesa y Camacho no sigan pateando y quemando nuestras casas. A la comunidad internacional le pido que diga la verdad sobre este golpe de Estado”, pidió y ante las declaraciones de la acusación respondió: “Ser indígena y de izquierda es un pecado”, concluyó.
«El golpe de Estado se ha consumado. No destruyan Bolivia. Que su ambición y codicia no destruya Bolivia. Nosotros, volveremos y seremos millones”, agregó por su parte el vicepresidente saliente, Álvaro García Linera.