Este viernes 20 de junio, Francia enfrenta su primera ola de calor del año, con temperaturas que alcanzan hasta 38 °C en el oeste del país, según alertó la agencia meteorológica nacional Météo-France. Se trata de un fenómeno inusualmente temprano y de alta intensidad, que ya puso en alerta a buena parte del territorio francés.
La situación preocupa por su impacto en la vida cotidiana: las autoridades locales extendieron la apertura de parques, modificaron horarios laborales en sectores como la viticultura y cancelaron salidas escolares. A esto se suma la dificultad de las noches tropicales, que impiden que las temperaturas bajen, generando estrés térmico sostenido.
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Según el meteorólogo Tristan Hamm, “esta ola de calor es notable por su precocidad, pero también por su intensidad”. El fenómeno podría alcanzar su punto máximo el sábado, en coincidencia con la Fiesta de la Música, una jornada de conciertos y actividades al aire libre, donde se prevé que el termómetro llegue hasta los 39 °C.
Lo más preocupante es la tendencia que estos eventos marcan. De acuerdo con Météo-France, las tres olas de calor que comenzaron antes del 21 de junio desde el año 2000 ocurrieron todas en el siglo XXI. Esta repetición anticipada y extrema de fenómenos climáticos “se inscribe en la lógica del cambio climático”, remarcaron desde el organismo.
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Francia, como gran parte de Europa, se enfrenta al desafío de adaptar sus ciudades, servicios y actividades económicas a un clima cada vez más extremo. Mientras tanto, las olas de calor se vuelven una señal más del impacto real del calentamiento global, que ya no es una advertencia futura, sino una realidad cotidiana.
Fuente: DW.
Foto: PASCAL GUYOT/AFP.