El Parlamento iraní aprobó una ley más estricta sobre el uso del hiyab, con sanciones económicas y restricciones digitales, lo que genera preocupación por su impacto en una sociedad ya polarizada.
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El Parlamento de Irán, controlado por conservadores de línea dura, promulgó una nueva ley de “castidad y hiyab” que endurece las restricciones sobre la vestimenta de hombres y mujeres. Este proyecto, respaldado por el Consejo de Guardianes y pendiente de la firma presidencial, introduce sanciones más severas por incumplimientos, incluyendo multas, restricciones de movilidad y limitaciones de acceso a Internet.
La ley contempla el uso obligatorio del hiyab y prohíbe vestimentas consideradas «indecorosas», como ropa ajustada o que exponga partes del cuerpo específicas. Además, permite el uso de cámaras de vigilancia e inteligencia artificial para identificar a los infractores, alentando también las denuncias ciudadanas. Las sanciones incluyen penas de prisión, prohibiciones de viaje y restricciones económicas, afectando tanto a individuos como a negocios que no cumplan con la normativa.
La legislación surge dos años después de las protestas masivas que sacudieron al país tras la muerte de Mahsa Amini bajo custodia policial. Las manifestaciones dejaron más de 500 muertos según Naciones Unidas y reflejaron el rechazo de gran parte de la población a las estrictas normas de vestimenta. Expertos advierten que esta medida podría repetir los errores del pasado y aumentar la tensión social.
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El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, elegido por su plataforma reformista, se ha manifestado en contra de la ley. Sin embargo, su poder para bloquearla es limitado, ya que la firma presidencial tiene un carácter simbólico. En un mensaje reciente, expresó que la normativa es imprecisa y pidió un diálogo nacional para evitar mayores divisiones sociales.
Analistas señalan que esta ley pone de relieve los desequilibrios de poder en Irán, donde las instituciones no electas tienen mayor influencia que el Gobierno elegido. La aprobación de la ley sin debate público refuerza la postura de los sectores más conservadores, mientras que sectores reformistas, como el propio Pezeshkian, enfrentan una ardua batalla para lograr cambios significativos.
Fuente: CNN Español
Foto: Archivo