El canto de la calandria en el patio no solo alegra el ambiente: también despierta creencias populares que le otorgan un profundo significado simbólico. En Argentina, esta ave es considerada una emisaria de señales, y muchas personas creen que su trino puede anticipar visitas, cambios de clima o sucesos importantes en el hogar.
La calandria grande, también llamada común, es una especie de ave sudamericana de unos 27 centímetros, que se destaca por su plumaje grisáceo, alas con bordes blancos y una larga cola con manchas bien marcadas. A diferencia de muchas aves, no migra en invierno, por lo que su presencia es habitual durante todo el año, especialmente en pastizales, patios y jardines.
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Uno de los atributos más fascinantes de esta ave es su capacidad para imitar sonidos: reproduce cantos de otras especies, ruidos urbanos e incluso melodías humanas con una precisión notable. Su voz es tan versátil que también lanza un canto de alarma cuando percibe amenazas, lo que refuerza su reputación de estar “atenta a todo”.
En el folclore argentino, la calandria simboliza libertad: no tolera el encierro y deja de cantar si es privada de su espacio. Su trino cerca de una cocina puede anunciar visitas inesperadas, mientras que si canta en el fondo de una casa, se esperan noticias. Si construye su nido cerca del hogar, se asocia con armonía en la pareja y, si entra en la vivienda, se interpreta como presagio de boda.
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En regiones como Cuyo, cuando la calandria canta en invierno imitando a otras aves, muchos aseguran que está llamando al viento Zonda. Lejos de ser solo una habitante alada del paisaje, esta ave forma parte de una tradición viva que conecta la naturaleza con los sentimientos y creencias del pueblo.
Fuente: TyC Sports.