La Vía Láctea, hogar del Sistema Solar, alberga miles de millones de estrellas, planetas y secretos que cautivan a la humanidad. Conoce sus características principales y su fascinante origen mitológico.
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La Vía Láctea, nuestra galaxia, es un verdadero espectáculo del universo. Hogar de nuestro Sistema Solar, forma parte de un vasto grupo galáctico que desafía nuestra capacidad de comprensión. Con un diámetro estimado de 200.000 años luz, esta galaxia de forma espiral alberga entre 100.000 y 400.000 millones de estrellas, además de planetas, nubes de gas y un poderoso agujero negro en su núcleo, conocido como Sagitario A.
A pesar de su inmensidad, la Vía Láctea no es única. Forma parte del Grupo Local, un conjunto de 40 galaxias que incluye a Andrómeda, ubicada a 4 millones de años luz de distancia. Este grupo galáctico representa una pequeña fracción de lo que conocemos del universo, una demostración de la vasta magnitud que nos rodea.
Además de sus impresionantes datos científicos, la Vía Láctea está profundamente conectada con la mitología. Su nombre, derivado del griego Kyklos Galaktikos (“Círculo de Leche”), tiene su origen en una historia protagonizada por Hera, diosa de la mitología griega. Según la leyenda, al derramarse la leche de su pecho, esta formó el distintivo rastro estelar que hoy conocemos. Este relato mitológico era parte de la cosmología antigua, la forma en que las culturas clásicas comprendían su entorno.
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Entre sus características principales destacan su forma de espiral plana y la inimaginable cantidad de planetas y estrellas que contiene. Se estima que podría haber entre 50 y 100 mil millones de planetas en la galaxia, un número que, aunque impreciso, da cuenta de su magnitud. Su estructura y el vacío entre los cuerpos celestes la convierten en un objeto de fascinación para la ciencia y la cultura.
La Vía Láctea, más allá de los números y datos, es un recordatorio de nuestra posición en el universo. Nos muestra que nuestra existencia está intrínsecamente ligada a algo mucho más grande, al tiempo que nos inspira a seguir explorando los misterios del cosmos.
Fuente: Billiken
Foto: Archivo