Elena y Diolinda, monjas del monasterio de El Bolsón, relatan el robo de las ruedas de su auto y cómo afecta su labor comunitaria.
Elena y Diolinda, dos monjas comprometidas con la labor solidaria en El Bolsón, relataron a RAdio 3 su indignación y preocupación tras el reciente robo que sufrieron.
El monasterio, centro de ayuda para más de 170 familias necesitadas, fue víctima de un acto vandálico que afectó directamente su capacidad para brindar asistencia a la comunidad.
Las monjas sufrieron el robo de todas las ruedas del vehículo con el que se movilizan para realizar tareas solidarias en la zona.
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«La verdad te da gana de tirar los guantes», comenta Elena, con evidente pesar en su voz. «Nunca nos verán paseando, siempre ayudando», agrega, destacando el propósito fundamental del vehículo sustraído: servir como herramienta para llevar alimentos, atención y compañía a quienes más lo necesitan en los barrios de El Bolsón.
Diolinda expresa la incertidumbre que enfrentan: «No sabemos cómo continuar». El robo no solo ha generado un inconveniente logístico, sino que también ha afectado emocionalmente a las monjas, quienes se sienten vulnerables y desamparadas ante la falta de seguridad en la zona.
La ironía de robar a quienes se dedican a ayudar no pasa desapercibida para las monjas. «Los pobres no roban, trabajan«, enfatiza con frustración. Este acto no solo ha impactado al monasterio, sino que también ha dejado al descubierto una problemática mayor en la comunidad: la falta de protección y respuesta por parte de las autoridades locales.
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Diolinda hace un llamado urgente a las autoridades: «No se soluciona con rejas y alarmas. Hay que trabajar en serio«. La necesidad de medidas concretas para abordar la inseguridad y proteger a quienes dedican sus vidas al servicio comunitario es evidente.
«Esperamos respuestas concretas para poder continuar nuestra labor», concluyen Elena y Diolinda, con la esperanza de que este incidente impulse acciones efectivas.