Es común que al hablar con nuestros perros, cambiemos la forma en que nos expresamos. Este fenómeno, lejos de ser una simple costumbre, tiene un fundamento científico que explica cómo y por qué adaptamos nuestra voz al comunicarnos con nuestras mascotas. Según la investigadora Eloïse Déaux, experta en comportamiento animal y neurociencias de la Universidad de Ginebra, este cambio de tono y ritmo tiene que ver con un proceso natural que mejora la comprensión mutua.
El ritmo de comunicación compartido entre humanos y perros
Una investigación publicada en la revista PLoS Biology revela que los humanos tienden a ralentizar su habla cuando se dirigen a los perros. Este ajuste hace que nuestro ritmo de habla se asemeje más al de las vocalizaciones caninas, facilitando la comprensión del mensaje. «Los perros tienen un ritmo de vocalización más lento que los humanos, por eso, al hablarles, nos situamos en un punto intermedio», explica Déaux.
El estudio, basado en análisis acústicos de las vocalizaciones de perros y humanos, muestra que el ritmo principal de los perros es más pausado, lo que facilita la comprensión de nuestras órdenes. Además, se observó que las respuestas neuronales de los perros, a través de electroencefalografía (EEG), también se ajustan a este ritmo más lento de comunicación.
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La ciencia detrás de la comunicación canina
Según Déaux, la clave de este fenómeno no radica solo en la anatomía de los animales, sino en los patrones eléctricos del cerebro, conocidos como oscilaciones neuronales. Los perros, aunque no pueden producir sonidos articulados como los humanos, responden al habla humana gracias a estas oscilaciones. En los humanos, las ondas theta (4 a 7 Hz) están asociadas con la comprensión del habla, mientras que los perros procesan el lenguaje a través de ondas delta (0,5 a 4 Hz), que son más lentas.
Esto explica por qué los perros procesan mejor las órdenes cuando se emiten en un ritmo pausado, adecuado a su ritmo neuronal.
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Experimentos y resultados sorprendentes
En los experimentos realizados por los investigadores, se grabaron órdenes y luego se modificaron para acelerarlas o ralentizarlas. Los resultados fueron claros: los perros no responden bien a las órdenes rápidas. Necesitan que se les hable a una velocidad que coincida con la banda delta (entre 1 y 3 Hz). Este hallazgo desafía el mito de que los perros solo responden a la entonación de nuestras voces, demostrando que el contenido fonológico (las palabras) es igualmente importante para ellos, aunque las sílabas no son esenciales.
Una adaptación evolutiva única
El estudio sugiere que esta capacidad de adaptación ha evolucionado a lo largo de los siglos. Los humanos nos hemos ajustado al ritmo de comprensión de los perros, y viceversa. Déaux sostiene que tanto las personas como los perros han adaptado su comunicación a lo largo del tiempo. La pregunta que queda es si este fenómeno se da también en otros animales domésticos, como vacas, ovejas o cerdos, lo que podría abrir nuevas avenidas para investigaciones futuras.
Fuente: TN.
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