Este fenómeno, conocido como “piloerección”, es una respuesta natural del cuerpo humano vinculada al sistema nervioso simpático. Aunque su función ha cambiado con el tiempo, sigue siendo clave en la regulación térmica.
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La piel de gallina es una reacción involuntaria del cuerpo humano que ocurre cuando pequeños músculos en la base de los folículos pilosos se contraen, haciendo que el vello se erice. Este fenómeno, denominado “piloerección”, se activa en respuesta al frío, la emoción intensa o el miedo, y está controlado por el sistema nervioso simpático.
De acuerdo con la Clínica Cleveland, este reflejo tiene raíces evolutivas. En los animales, el erizamiento del pelaje les ayuda a retener el calor y a parecer más grandes frente a los depredadores. En los seres humanos, su función se ha reducido, aunque sigue desempeñando un papel en la regulación térmica.
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Los especialistas destacan que mantener una temperatura estable es vital para la salud, y el cuerpo humano cuenta con mecanismos para alertarnos cuando algo amenaza ese equilibrio. La piel de gallina es una de estas respuestas automáticas, indicando al organismo que debe producir calor para contrarrestar el frío.
Si bien es un fenómeno pasajero y común, en algunas personas puede manifestarse con mayor frecuencia o incluso en situaciones inesperadas, debido a una respuesta exagerada del sistema nervioso. En cualquier caso, la piel de gallina sigue siendo un vestigio evolutivo de nuestros antepasados, cuya utilidad ha cambiado con el tiempo pero aún refleja la complejidad del cuerpo humano.
Fuente y foto: Diario Hoy