La Justicia de Córdoba denunció que el traslado de Gabriel Fernández, autodefinido como Gabriela, afectó los derechos de 481 mujeres internas.
Un caso impactante sacudió el sistema penitenciario de Córdoba: Gabriel Fernández, condenado por violencia de género, adoptó una nueva identidad de género en 2018 y pasó a llamarse Gabriela Nahir Fernández. Luego del cambio, fue trasladado al pabellón femenino de la cárcel de Bouwer, donde habría abusado y dejado embarazada a una compañera de celda.
El fallo judicial del 31 de octubre, firmado por los jueces Carlos Salazar, Patricia Farías y Maximiliano Davies, ratificó la prisión preventiva de Fernández y ordenó su traslado a una celda sin contacto con otros internos, alegando que «para proteger sus derechos se vulneraron o pusieron en riesgo los derechos de 481 mujeres».
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Según registros judiciales, Fernández ingresó a prisión en 2016 bajo su nombre original por delitos de violencia de género. En 2018, tras cambiar su identidad a Gabriela, fue trasladado a un sector femenino donde, según denuncias, continuó ejerciendo violencia de género contra otras internas. En libertad condicional, también acumuló nuevas acusaciones de violencia por parte de parejas.
La Cámara de Acusación de Córdoba remarcó en su fallo que el caso representa un “supuesto contrario” al previsto: Fernández, autopercibido mujer, fue acusado de agredir y aprovecharse de internas en un espacio penitenciario que no contaba con medidas adecuadas para estos casos.
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El Servicio Penitenciario de Córdoba registró varias sanciones disciplinarias contra Fernández, describiéndolo como alguien que «no respeta la normativa institucional» y que habría generado temor entre las internas. En julio, la justicia tomó conocimiento de un supuesto abuso sexual a una interna, quien quedó embarazada.
Tras varios incidentes, la Justicia autorizó el traslado de Fernández a un nuevo pabellón en otro penal para mujeres, buscando proteger a las internas y reducir el riesgo de nuevos hechos de violencia.
Fuente: Vía Szeta.