El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler y Eva Braun se quitaron la vida en el búnker de Berlín, marcando el fin simbólico del III Reich y la Segunda Guerra Mundial.
Se cumplen 80 años de uno de los episodios más simbólicos del siglo XX: el suicidio de Adolf Hitler y su esposa Eva Braun. Ocurrió en el corazón de Berlín, cuando el dictador ya no controlaba casi nada del territorio alemán y las tropas soviéticas estaban a las puertas de su escondite.
Según explicó a EFE Wieland Giebel, curador del Berlin Story Bunker —un museo que recrea el ascenso del nazismo y el Holocausto—, Hitler se suicidó en su sala de trabajo junto a Braun, luego de sacrificar a su perro Blondi. Ella tomó cianuro. Él, además del veneno, se disparó en la cabeza.
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En el pequeño cuarto donde ocurrió todo quedaban solo un escritorio, un sofá manchado de sangre y un retrato de Federico el Grande. El símbolo de una resistencia prusiana que ya no existía.
Los soviéticos encontraron los restos del dictador poco después. Y con su muerte, terminó formalmente una guerra iniciada por su ambición y locura. «Su poder en ese momento no abarcaba más de un kilómetro cuadrado», explicó Giebel.
Junto a Hitler también se suicidaron Joseph y Magda Goebbels. Antes, ella envenenó a sus seis hijos. Varios generales del entorno cercano también eligieron el mismo destino. Para los historiadores, fue el acto final de un régimen criminal.
Recién en 2006 se colocó una placa que indica la ubicación del búnker. Hoy, en el lugar, hay un estacionamiento, un parque infantil y jardines. A pocos metros, se alza el monumento en memoria de los seis millones de judíos asesinados por el nazismo.
Con información de EFE.